Comunión entre la Iglesia Militante, y el Cristo Triunfante.

custodia planetaria,

3. La Cooperación con el Ajustador

110:3.1 (1205.5) Los Ajustadores se juegan el juego sagrado y extraordinario de las edades; se ocupan en una de las aventuras supremas del tiempo en el espacio. Y cuán felices son cuando vuestra cooperación les permite prestar ayuda en vuestras cortas luchas del tiempo, a medida que continúan ejecutando sus tareas más vastas de la eternidad. Pero usualmente, cuando vuestro Ajustador intenta comunicarse con vosotros, el mensaje se pierde en las corrientes materiales de los caudales de energía de la mente humana; tan sólo de vez en cuando oís un eco, un eco leve y distante, de la voz divina.

110:3.2 (1205.6) El éxito de tu Ajustador en la empresa de pilotearte a través de la vida mortal y de obtener tu supervivencia depende, no tanto de las teorías de tus creencias, sino de tus decisiones, determinaciones, y fe constante. Todos estos movimientos de crecimiento de la personalidad se vuelven influencias poderosas que ayudan para tu avance porque te ayudan a cooperar con el Ajustador; te ayudan a cesar la resistencia. Los Ajustadores del Pensamiento tienen éxito o parecen fracasar en sus empresas terrenales solamente hasta el grado en que los mortales tienen éxito o fracasan en cooperar con el esquema por el cual avanzan a lo largo del camino ascendente del logro de la perfección. El secreto de la supervivencia se envuelve en el deseo supremo humano de ser semejante a Dios y en la disposición asociada a hacer y ser una y todas las cosas que son esenciales para el logro final de ese anhelo sobrecogedor.110:3.3 (1206.1) Cuando hablamos del éxito o del fracaso de un Ajustador, estamos hablando en términos de supervivencia humana. Los Ajustadores jamás fracasan; son de esencia divina y siempre salen triunfadores de cada una de sus empresas.

Nuestros pies, ya se encuentran asentados en la tierra firme planetaria base de la humilde sencillez, allí en donde los Rayos del Sol, han secado los pantanos de la petulancia erudita, y de los engaños de los espejismos de las vibrantes esferas mundos astrales y mentales, generadas en los engaños etérico-verbales, en las parafernalias y encerronas de sus manipuladores interesados.

Estamos ahí, en donde hemos descubierto que nada somos.


En el gráfico: esquema de planetas «fisicos» del «sistema Solar» según «el Maestro D.K.» http://www.libros-azules.org/tsfc/cap016.htm#e315

5. La Consagración de la Elección

111:5.1 (1221.2) Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una exhibición de la disposición de la criatura a compartir la vida interior con Dios —con el mismo Dios que ha hecho posible esa vida de valor y significado interior para la criatura. Compartir es semejante a Dios —es divino. Dios comparte todo con el Hijo Eterno y el Espíritu Infinito, y ellos a su vez comparten todas las cosas con los Hijos divinos y las Hijas espíritu de los universos.

111:5.2 (1221.3) La imitación de Dios es la clave para la perfección; hacer su voluntad es el secreto de la sobrevivencia y de la perfección en la supervivencia.

111:5.3 (1221.4) Los mortales viven en Dios, y así Dios ha querido vivir en los mortales. Así como los hombres se confían en él, del mismo modo él, y en primer término, ha confiado una porción de sí mismo para que esté con los hombres; ha consentido en vivir en los hombres y residir en los hombres sujeto a la voluntad humana.

111:5.4 (1221.5) La paz en esta vida, la supervivencia en la muerte, la perfección en la vida próxima, el servicio en la eternidad —todos éstos se logran (en el espíritu) ahora cuando la personalidad de la criatura consiente —elige— someter la voluntad de la criatura a la voluntad del Padre. Y el Padre ya ha elegido hacer que un fragmento de sí mismo esté sujeto a la voluntad de la personalidad de la criatura.

111:5.5 (1221.6) Esta elección de la criatura no es un rendimiento de la voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad; tal elección eleva la voluntad de la criatura del nivel de significado temporal a ese estado tanto más elevado en el que la personalidad del hijo criatura comulga con la personalidad del Padre espíritu.

111:5.6 (1221.7) Esta elección de la voluntad del Padre es el hallazgo espiritual del Padre espíritu por el hombre mortal, aunque deba pasar una edad antes de que el hijo criatura pueda verdaderamente encontrarse de hecho ante la presencia de Dios en el Paraíso. Esta elección no consiste tanto en la negación de la voluntad de la criatura: «Que se haga no mi voluntad sino la tuya»; sino que consiste en la afirmación positiva de la criatura: «Es mi voluntad que se haga tu voluntad». Y si se hace esta elección, tarde o temprano el hijo que eligió a Dios hallará una unión interior (fusión) con el fragmento residente de Dios, mientras que este mismo hijo en perfeccionamiento encontrará suprema satisfacción de la personalidad en la comunión adoradora de la personalidad del hombre y la personalidad de su Hacedor, dos personalidades cuyos atributos creativos se unen eternamente y autovolitivamente en una mutualidad de expresión —el nacimiento de otra unión eterna de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.

17 comentarios

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17 Respuestas a “Comunión entre la Iglesia Militante, y el Cristo Triunfante.

  1. Todos los gráficos que se adjuntan a continuación hacen referencia a lo Transdimensional, Transfiguración del Alma.

    1. Los Siete Directores Supremos del Poder

    29:1.1 (320.1) Los Siete Directores Supremos del Poder son reguladores de la energía física del gran universo. Su creación por parte de los Siete Espíritus Rectores es el primer caso registrado de una derivación de progenie semimaterial a partir de antepasados de auténtico espíritu. Cuando los Siete Espíritus Rectores crean individualmente, producen personalidades altamente espirituales de la orden angélica; cuando crean colectivamente, a veces producen estos tipos elevados de seres semimateriales. Pero aun estos seres cuasifísicos son invisibles para la visión de corto alcance de los mortales de Urantia.

    29:1.2 (320.2) Los Directores Supremos del Poder son siete en su número, e idénticos en apariencia y función. No se puede distinguir uno de los otros excepto por el Espíritu Rector con el cual cada uno de ellos está en asociación inmediata, y cuando le sirve en completa obediencia funcional. Cada uno de los Espíritus Rectores está de este modo en unión eterna con uno de sus vástagos colectivos. El mismo director siempre está en asociación con el mismo espíritu, y su relación de trabajo resulta en una asociación singular de energías físicas y espirituales, de un ser semifísico y una personalidad espiritual.

    29:1.3 (320.3) Los Siete Directores Supremos del Poder están estacionados en el Paraíso periférico, en el cual sus presencias giratorias lentas indican las andanzas de los centros de enfoque de la fuerza de los Espíritus Rectores. Estos directores del poder funcionan individualmente en la regulación del poder y de la energía de los superuniversos, pero en forma colectiva, en la administración de la creación central. Operan desde el Paraíso, pero se mantienen como centros efectivos de poder en todas las divisiones del gran universo.

    29:1.4 (320.4) Estos seres poderosos son los antepasados físicos de las vastas huestes de los centros del poder y, a través de ellos, de los controladores físicos esparcidos en todos los siete universos. Dichos organismos subordinados de control físico son básicamente uniformes, idénticos excepto por el matiz diferencial de cada cuerpo superuniversal. Para cambiar servicio superuniversal, bastaría con que regresaran al Paraíso para volver a matizarse. La creación física es fundamentalmente uniforme en su administración.

  2. En éste gráfico, podemos apreciar simbólicamente, EL GRANO DE MOSTAZA, en el cual anidan «las aves del cielo» ( directamente los Serafines Cristicos), se trata de la chispa Divina partícula del Insondable, que es la base de manifestación del Espíritu Inmortal.

  3. Están extendiendo por las redes, la noticia de que el Presidente V.Putin, está padeciendo actualmente, alguna enfermedad grave.

  4. El Ajustador y el Alma

    111:0.1 (1215.1) LA PRESENCIA del Ajustador divino en la mente humana hace imposible para siempre que la ciencia o la filosofía alcancen una comprensión satisfactoria del alma evolutiva de la personalidad humana. El alma morontial es hija del universo y tan sólo se la puede llegar a conocer a través del discernimiento cósmico y del descubrimiento espiritual.

    111:0.2 (1215.2) El concepto de un alma y de un espíritu residente no es nuevo en Urantia; ha aparecido frecuentemente en los diversos sistemas de creencia del planeta. Muchas de las fes orientales, así como también algunas de las occidentales han percibido que el hombre es divino en su linaje, así como también humano en su herencia. La sensación de la presencia interior, además de la omnipresencia exterior de la Deidad, por largo tiempo ha formado parte de muchas religiones urantianas. Los hombres han creído por mucho tiempo que existe algo que crece dentro de la naturaleza humana, algo vital que está destinado a perdurar más allá del corto tramo de la vida temporal.

    111:0.3 (1215.3) Antes de que el hombre se diera cuenta de que un espíritu divino engendró su alma en evolución, se creía que ésta residía en diversos órganos físicos: el ojo, el hígado, el riñón, el corazón, y más adelante, el cerebro. El salvaje asociaba el alma con la sangre, el aliento, la sombra y aun con el reflejo del yo en el agua.

    111:0.4 (1215.4) En el concepto del atman los maestros hindúes verdaderamente se aproximaron a una apreciación de la naturaleza y presencia del Ajustador, pero no supieron distinguir la copresencia del alma en evolución y potencialmente inmortal. Los chinos sin embargo reconocieron dos aspectos del ser humano, el yang y el yin, el alma y el espíritu. Los egipcios y muchas tribus africanas también creían en dos factores, el ka y el ba; por lo general no se consideraba el alma preexistente, tan sólo el espíritu.

    111:0.5 (1215.5) Los habitantes del valle del Nilo creían que todo individuo favorecido había recibido como don, al tiempo de su nacimiento, o poco después, un espíritu protector que llamaban el ka. Enseñaban que este espíritu guardián permanecía con el sujeto mortal a lo largo de la vida y pasaba delante de él al estado futuro. En las paredes de un templo de Luxor, se ilustra el nacimiento de Amenhotep III, y el pequeño príncipe se retrata en los brazos del dios del Nilo, y junto a él hay otro niño, de apariencia idéntica al príncipe, que es un símbolo de esa entidad que los egipcios llamaban el ka. Esta imagen esculpida se completó en el siglo quince antes de Cristo.

    111:0.6 (1215.6) El ka se consideraba un genio espiritual superior que deseaba guiar al alma mortal asociada hacia caminos mejores de vida temporal pero, más específicamente, influir sobre las fortunas del sujeto humano en el más allá. Cuando un egipcio de este período moría, se esperaba que su ka lo estaría aguardando del otro lado del Gran Río. Al principio, se suponía que tan sólo los reyes tenían ka, pero finalmente se llegó a creer que todos los hombres rectos lo poseían. Un gobernante egipcio, al hablar del ka dentro de su corazón dijo: «No hice caso omiso de sus palabras; temía transgredir su guía. Por ello prosperé grandemente; así que triunfé en virtud de lo que se me indujo que hiciera; fui distinguido por su guía». Muchos creían que el ka era un «oráculo de Dios en todos». Muchos creían que debían de «transcurrir la eternidad con el regocijo del corazón en el favor del Dios que está en ti».

    111:0.7 (1216.1) Cada raza de mortales urantianos evolutivos tiene una palabra que equivale al concepto del alma. Muchos pueblos primitivos creían que el alma observaba el mundo a través de los ojos humanos; por ello temían tan intensamente la malevolencia del mal de ojo. Por mucho tiempo han creído que «el espíritu del hombre es la lámpara del Señor». Dice el Rig Veda: «Mi mente habla a mi corazón».

  5. 1. La Mente, Terreno de Elección

    111:1.1 (1216.2) Aunque la tarea de los Ajustadores es de naturaleza espiritual, deben, por fuerza, hacer todo su trabajo sobre una base intelectual. La mente es el terreno humano del cual el espíritu Monitor debe evolucionar el alma morontial con la cooperación de la personalidad anfitriona.

    111:1.2 (1216.3) Existe una unidad cósmica en los distintos niveles mentales del universo de los universos. Los yos intelectuales tienen su origen en la mente cósmica tal como las nebulosas tienen su origen en las energías cósmicas del espacio universal. En el nivel humano (por lo tanto personal) de los yos intelectuales, el potencial de evolución espiritual se torna dominante con el consentimiento de la mente moral, debido a las dotes espirituales de la personalidad humana, juntamente con la presencia creadora de una entidad de valor absoluto en tales yos humanos. Pero tal dominio del espíritu sobre la mente material requiere dos experiencias: esta mente debe haber evolucionado a través del ministerio de los siete espíritus ayudantes de la mente, y el yo material (personal) debe elegir cooperar con el Ajustador residente para crear y fomentar el yo morontial, el alma evolucionaria y potencialmente inmortal.

    111:1.3 (1216.4) La mente material es la arena en la cual viven las personalidades humanas, tienen autoconciencia, toman decisiones, eligen a Dios o lo abandonan, se eternizan o se destruyen a sí mismos.

    111:1.4 (1216.5) La evolución material te ha proveído con una máquina vital, tu cuerpo; el Padre mismo te ha dotado de la realidad espiritual más pura conocida en el universo, tu Ajustador del Pensamiento. Pero en tus manos, sujeta a tu libre albedrío, se te ha dado la mente, y es por la mente por la que vives o mueres. Es dentro de la mente y con la mente que tomas esas decisiones morales que te permiten alcanzar semejanza con el Ajustador, que es semejanza con Dios.

    111:1.5 (1216.6) La mente mortal es un sistema temporal de intelecto prestado a los seres humanos para uso durante una vida material, y según usen esta mente, estarán o aceptando o rechazando el potencial de la existencia eterna. La mente es prácticamente todo lo que tienes de realidad universal que está sujeta a tu voluntad, y el alma —el yo morontial —ilustrará fielmente la cosecha de las decisiones temporales que hace el yo mortal. La conciencia humana descansa suavemente sobre el mecanismo electroquímico que está más abajo, y toca delicadamente el sistema de energía espíritu-morontial que está más arriba. Durante su vida mortal, el ser humano nunca está plenamente consciente de ninguno de estos dos sistemas; por lo tanto debe trabajar en la mente, de la cual está consciente. Y no es tanto lo que la mente comprende, sino más bien lo que desea comprender, aquello que asegura la supervivencia; no es tanto cómo es la mente, sino cómo está tratando de ser la mente lo que constituye la identificación espiritual. No es tanto que el hombre esté consciente de Dios cuanto que el hombre anhele a Dios lo que resulta en la ascensión en el universo. Lo que eres hoy no es tan importante como lo que llegues a ser día a día y en la eternidad.

    111:1.6 (1217.1) La mente es el instrumento cósmico sobre el cual la voluntad humana puede tocar la discordia de la destrucción, o sobre el cual esta misma voluntad puede extraer las melodías exquisitas de la identificación con Dios y la consiguiente supervivencia eterna. El Ajustador donado al hombre es, en último análisis, impermeable al mal e incapaz de pecar, pero la mente mortal puede efectivamente ser distorsionada, torcida y volverse malvada y fea por las maquinaciones pecaminosas de una voluntad humana perversa y autogratificante. Del mismo modo esta mente puede tornarse noble, bella, verdadera y buena —realmente grande— de acuerdo con la voluntad iluminada por el espíritu de un ser humano que conoce a Dios.

    111:1.7 (1217.2) La mente evolucionaria es tan sólo estable y confiable cuando se manifiesta en los dos extremos de la intelectualidad cósmica: el extremo totalmente mecanizado y el extremo totalmente espiritualizado. Entre los extremos intelectuales del puro control mecánico y de la verdadera naturaleza espiritual se interpone ese enorme grupo de mentes en evolución y en ascensión cuya estabilidad y tranquilidad dependen de la elección de la personalidad y de la identificación con el espíritu.

    111:1.8 (1217.3) Pero el hombre no rinde su voluntad pasiva y servilmente al Ajustador. Más bien elige activa, positiva y cooperativamente seguir la guía del Ajustador cuando y como dicha guía difiere conscientemente de los deseos e impulsos de la mente mortal natural. Los Ajustadores manipulan pero nunca dominan la mente del hombre contra su voluntad; para los Ajustadores la voluntad humana es suprema. Y mucho respetan y reverencian la voluntad humana mientras tratan de alcanzar los objetivos espirituales de ajuste del pensamiento y transformación del carácter en la arena casi sin límites del intelecto humano en evolución.

    111:1.9 (1217.4) La mente es tu buque, el Ajustador es tu piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del barco mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para guiar a su alma ascendente a los puertos morontiales de la supervivencia eterna. Sólo mediante el egoísmo, la pereza y el pecado puede la voluntad del hombre rechazar la guía de un piloto tan amante y finalmente naufragar su carrera mortal en los acantilados malignos de la misericordia rechazada y contra las rocas del pecado aceptado. Con tu consentimiento, este piloto fiel te conducirá con seguridad a través de las barreras del tiempo y de los obstaculos del espacio a la fuente misma de la mente divina y aun más allá, aun hasta el Padre Paradisiaco de los Ajustadores.

  6. 2. La Naturaleza del Alma

    111:2.1 (1217.5) A lo largo y a lo ancho de las funciones mentales de la inteligencia cósmica, la totalidad de la mente domina las partes de la función intelectual. La mente, en su esencia, es una unidad funcional; por lo tanto, la mente no deja nunca de manifestar esta unidad constitutiva, aun cuando se encuentra dificultada y obstaculizada por las acciones y elecciones tontas de un yo descarriado. Y esta unidad de la mente invariablemente busca la coordinación del espíritu en todos los niveles de su asociación con los yoes de dignidad volitiva y prerrogativas de ascensión.

    111:2.2 (1217.6) La mente material del hombre mortal es el telar cósmico que lleva el tejido morontial sobre el cual el Ajustador del Pensamiento residente teje los diseños espirituales de un carácter universal de valores duraderos y significados divinos —un alma sobreviviente de destino último y carrera sin fin, un finalista potencial.

    111:2.3 (1218.1) La personalidad humana se identifica con la mente y el espíritu, vinculados en enlace funcional por la vida en un cuerpo material. Este enlace funcional de mente y espíritu no da como resultado una combinación de las cualidades o atributos de la mente y del espíritu, sino más bien da un valor universal enteramente nuevo, original y único de perduración potencialmente eterna: el alma.

    111:2.4 (1218.2) Existen tres y no dos factores en la creación evolucionaria de tal alma inmortal. Estos tres antecedentes del alma morontial humana son:

    111:2.5 (1218.3) 1. La mente humana y todas las influencias cósmicas antecedentes a ella y relacionadas con ella.

    111:2.6 (1218.4) 2. El espíritu divino que mora en esta mente humana y todos los potenciales inherentes en tal fragmento de espiritualidad absoluta, juntamente con todas las influencias y factores espirituales asociados en la vida humana.

    111:2.7 (1218.5) 3. La relación entre la mente material y el espíritu divino, que connota un valor y lleva un significado que no se encuentran en ninguno de los factores contribuyentes a dicha asociación. La realidad de esta relación singular no es ni material ni espiritual, sino morontial. Es el alma.

    111:2.8 (1218.6) Desde hace mucho los seres intermedios han denominado esta alma evolutiva del hombre la mente intermedia, para distinguirla de la mente material o más baja y la mente cósmica o más elevada. Esta mente intermedia es realmente un fenómeno morontial, puesto que existe en el reino entre lo material y lo espiritual. El potencial de tal evolución morontial es inherente en los dos impulsos universales de la mente: el impulso de la mente finita de la criatura de conocer a Dios y alcanzar la divinidad del Creador, y el impulso de la mente infinita del Creador de conocer al hombre y alcanzar la experiencia de la criatura.

    111:2.9 (1218.7) Esta transacción excelsa de evolución del alma inmortal es posible porque la mente mortal es primero personal y, segundo, está en contacto con las realidades superanimales; posee una dote supermaterial de ministerio cósmico que asegura la evolución de una naturaleza mortal capaz de hacer decisiones morales, efectuando de este modo un contacto creador bona fide con los ministros espirituales asociados y con el Ajustador del Pensamiento residente.

    111:2.10 (1218.8) El resultado inevitable de tal espiritualización por contacto de la mente humana es el nacimiento gradual de un alma, el vástago conjunto de una mente ayudante dominada por una voluntad humana que ansía conocer a Dios, trabajando en enlace con las fuerzas espirituales del universo que están bajo el control de un fragmento real del Dios mismo de toda creación —el Monitor Misterioso. Así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de vida física y alcanza una nueva expresión y una nueva identificación en el vehículo en evolución para la continuidad del yo: el alma morontial e inmortal.
    3. El Alma en Evolución

    111:3.1 (1218.9) Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden atrasar marcadamente la evolución del alma, aunque no pueden inhibir dicho fenómeno morontial una vez que éste haya sido iniciado por el Ajustador residente con el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero en cualquier momento, previamente a la muerte mortal, esta misma voluntad material y humana tiene el poder de rescindir dicha elección y rechazar la supervivencia. Aun después de la supervivencia el mortal ascendente aún retiene esta prerrogativa de elección de rechazo de la vida eterna; en cualquier momento antes de la fusión con el Ajustador la criatura en evolución y en ascensión puede elegir abandonar la voluntad del Padre del Paraíso. La fusión con el Ajustador señala el hecho de que el mortal ascendente ha elegido perdurablemente, y sin ninguna reserva, a hacer la voluntad del Padre.

    111:3.2 (1219.1) Durante la vida en la carne, el alma en evolución tiene la posibilidad de reforzar las decisiones supermateriales de la mente mortal. Siendo supermaterial, el alma no funciona por sí misma en el nivel material de la experiencia humana. Tampoco puede esta alma subespiritual, sin la colaboración de algún espíritu de la Deidad, tal como el Ajustador, funcionar por encima del nivel morontial. Tampoco toma el alma las decisiones finales hasta que la muerte o la traslación al cielo la divorcien de la asociación material con la mente mortal, excepto cuando y si esta mente material delega dicha autoridad, libremente y de buena gana, a dicha alma morontial de función asociada. Durante la vida la voluntad mortal, el poder de la personalidad de decisión y elección reside en los circuitos materiales de la mente; a medida que procede el crecimiento mortal terrestre, este yo, con sus invalorables poderes de elección, se vuelve cada vez más identificado con la entidad emergente alma morontial; después de la muerte y después de la resurrección en el mundo de estancia, la personalidad humana está completamente identificada con el yo morontial. El alma, de este modo, es el embrión del futuro vehículo morontial de la identidad de la personalidad.

    111:3.3 (1219.2) Al principio, esta alma inmortal, es de naturaleza totalmente morontial, pero posee tal capacidad de desarrollo que invariablemente asciende a los niveles de verdadero espíritu de valor de fusión con los espíritus de la Deidad, generalmente con el mismo espíritu del Padre Universal que inició tal fenómeno creador en la mente de la criatura.

    111:3.4 (1219.3) Tanto la mente humana como el Ajustador divino están conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma en evolución —el Ajustador plenamente, la mente parcialmente. El alma se vuelve cada vez más consciente tanto de la mente como del Ajustador como identidades asociadas, proporcionalmente a su propio crecimiento evolucionario. El alma comparte las cualidades tanto de la mente humana como del espíritu divino, pero persistentemente evoluciona hacia el aumento del control espiritual y del dominio divino a través de la acción de fomentar una función de la mente cuyos significados tratan de coordinar con el verdadero valor espiritual.

    111:3.5 (1219.4) La carrera mortal, la evolución del alma, es no tanto un período de prueba como un período de capacitación. La fe en la supervivencia de los valores supremos es el corazón de la religión; la experiencia religiosa genuina consiste en la unión de los valores supremos y de los significados cósmicos como una realización de la realidad universal.

    111:3.6 (1219.5) La mente conoce cantidad, realidad y significados. Pero la cualidad —los valores— se sienten. Lo que siente es la creación mutua de la mente, que sabe, y del espíritu asociado, que la hace real.

    111:3.7 (1219.6) Siempre y cuando el alma morontial evolutiva del hombre se satura de verdad, belleza y bondad como valor-realización de la conciencia acerca de Dios, el ser resultante se volverá indestructible. Si no hay supervivencia de los valores eternos en el alma evolutiva del hombre, entonces la existencia mortal no tiene significado, y la vida misma es una ilusión trágica. Pero es por siempre verdad: lo que comenzáis en el tiempo, terminaréis indudablemente en la eternidad —si es que vale la pena terminarlo.

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