3 Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo CLARIDAD. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.
26 Por tanto, si os dicen: «Mirad, El está en el desierto, no vayáis; o «Mirad, El está en las habitaciones interiores, es decir: EN LA VIDA SUBJETIVA INDIVIDUAL ó EN LOS OCULTISMOS MUNDANOS
no les creáis. 27 Porque así como el relámpago de luz sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre. osea, entendemos, QUE NOS FALTA ALGO, que "debe de surgir" en nuestra constitución.
Se desconocen las consecuencias mundanas de ésto, si bién suponemos que la chispa prende la antorcha.
Y, ésta carencia que señalamos, la cual muchos no la aprecian, es la piedra de ángulo de la nueva creación que surge de la claridad y del Origen.
LA LUZ DEL ORIENTE: Brihadaranyaki Upanishad 1, 3,28., es la siguiente:
«Condúcenos, oh Señor, de la oscuridad a la luz; de lo irreal a lo real; de la muerte a la inmortalidad.»
Sin embargo, y pese a las anormalidades de las apariencias, la Senda de lo verídico está ampliamente despejada. Es más, cuantas más barbaridades se inventen, más despejada está: