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Yo soy el que soy, y no quien tú me dices que tengo que ser.

La Liberación consciente de los seres humanos, encarnados ó no, SIEMPRE ESTÁ VIGENTE, PARA NOSOTROS, entanto que miembros autoconscientes en las Iglesias de la Verdad del Alma-Espíritu.     SOMOS ALMA.
Las cuales iglesias son «conjuntos» atemporales, más allá del espacio-tiempo.

4  Juan, a las siete iglesias que están ESTÁN, ESTÁN AHORA TAMBIÉN: EN TIEMPO PRESENTE en «Asia»:  Gracia a vosotros y paz,  de aquel que es y que era y que ha de venir,  y  de los siete Espíritus  que están delante de su trono.

Yo soy el que soy, y no quien tú me dices que tengo que ser.

17 En esto se perfecciona el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio, pues como El es, así somos también nosotros en este mundo.

26   Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio.

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El Cuerpo de la Verdad Las Tres Iglesias

5 Y hablando el ángel, dijo:   Vosotras, almas, no temáis;   porque yo sé que buscáis a  Jesús,  el que fue crucificado. Osea, la Verdad. 6   No está aquí, porque ha resucitado,  tal como dijo.  Venid, ved el lugar donde yacía.

7  No te asombres de que te haya dicho:   «Os es necesario nacer de nuevo.» 8   El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.  9 Respondió Nicodemo  y  le   dijo:   ¿Cómo puede ser esto?

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4   Juan, a las siete iglesias que están en Asia:  Gracia a vosotros y paz,  de aquel que es y que era y que ha de venir,  y  de los siete Espíritus  que  están  delante  de su trono,   5   y de Jesucristo, el testigo fiel, observador silencioso, es decir la presencia del Insondable, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra.

La Iglesia peregrina, también llamada Iglesia militante, es como denomina la Iglesia católica a los cristianos que están en el mundo caminando hacia la Iglesia triunfante. El término militante, con el que también se denomina esta Iglesia, hace referencia a la lucha que deben hacer los cristianos en el mundo terrenal contra las tentaciones. El otro término Iglesia peregrina se refiere al camino necesario que deben recorrer los fieles cristianos de este mundo para alcanzar la vida eterna.2​Según la doctrina de la fe católica expuesta en el Concilio Vaticano II por el papa Juan XXIII el cuerpo de la Iglesia católica está dividida en tres partes que juntas suman el cuerpo espiritual de Jesús de Nazaret. Las tres partes en las que se divide la iglesia católica son Iglesia purgante, Iglesia triunfante e Iglesia peregrina, 3​ también denominados como los estados que forman la Iglesia católica.

Las tres cruces son, como bien saben:

La Cruz del Cristo Oculto – La Cruz Mutable.

Es la Cruz de las cuatro energías principales, que producen las circunstancias condicionantes y transforman al hombre animal en un aspirante.

Es la Cruz de la personalidad o del ser humano, que se desarrolla en forma constante, integrándose finalmente. Esto tiene lugar, primero, en respuesta a las circunstancias y luego, a la inclinación del alma.

Es la Cruz del cambio temporal y temporario, de la fluidez y de esos ambientes que se alteran constantemente e impulsan al alma, que anima la forma, a ir de una extrema experiencia a otra, de manera que la vida oscile entre los pares de opuestos.

Es la Cruz de la forma que responde, nutre y desarrolla la vida del Cristo que mora internamente, el alma oculta o Señor del Ser.

Los cuatro brazos de esta Cruz son Géminis-Virgo-Sagitario-Piscis. Algunas veces se la denomina la Cruz Común, porque condiciona al rebaño común, la masa humana.

La Cruz del Cristo Crucificado – La Cruz Fija.

Es la Cruz compuesta por las cuatro energías que condicionan la vida del hombre, que es ante todo un discípulo en probación y luego un discípulo aceptado o con­sagrado.

Es, destacadamente, la Cruz del alma. El hombre que se halla en la Cruz Fija está llegando a ser acrecentadamente consciente de su orientación e influencia, y no responde tan ciegamente como el hombre que se halla en la Cruz Mutable. No “asciende, en un sentido técnico a esta Cruz de Correcta Orientación”, hasta no haber alcanzado, en cierta medida, contacto con el alma y reci­bido un toque de iluminación y de intuición espiritual no importa cuán fugaz pueda ser ese destello.

Es la Cruz de “la visión fija y de ese intento inmutable que impele al hombre a ir desde un punto de luz hasta la brillante luz solar”. El hombre en la Cruz Fija dice: “Soy el alma y aquí permanezco. Nada moverá mis pies fuera del estrecho lugar en el que permanezco. Enfrento la luz. Soy la Luz, y en esa luz veré la Luz”.

Es la Cruz cuyas cuatro energías se mezclan con las ener­gías del sistema solar mismo y las trasmiten. Esto puede hacerlo el hombre porque en la Cruz Fija está llegando a ser acrecentadamente consciente de los acontecimientos más importantes que él, y más absorbentes que sus ante­riores intereses que conciernen a la humanidad, en su relación con las fuerzas solares, no sólo con las fuerzas planetarias. Va siendo cada vez más sensible a un todo mayor.

Las energías de esta Cruz continúan evocando respuesta hasta el momento de recibir la tercera iniciación.

Los cuatro brazos de esta Cruz son Tauro-Leo-Es­corpio-Acuario. Se la denomina Cruz Fija porque el hom­bre está crucificado en ella por la directa elección y la intención inamovible de su alma. Una vez tomada esta decisión no puede retroceder.

La Cruz del Cristo Resucitado – La Cruz Cardinal.

En esta Cruz, de acuerdo a la paradoja ocultista y al tiempo y espacio, el Espíritu es crucificado. Sus cuatro energías rigen y dirigen al alma cuando avanza en el Sendero de Iniciación. Lógicamente, tratándose de un estado de conciencia tan excelso, poco puedo decir res­pecto a esta Cruz. excepto hacer vagas generalizaciones.

Por lo tanto es preeminentemente, la Cruz de la Iniciación y de los comienzos. Concierne fundamentalmente “al comienzo del interminable Camino de la Revelación” que se inicia cuando se entra en el Nirvana, para lo cual todas las etapas previas al Sendero de Evolución no han sido más que preparatorias.

La citas dadas a continuación pueden aportar com­prensión y ayuda a fin de iluminar este tema tan difícil, indicando el significado de esta Cruz Cardinal como in­fluencia culminante y revelando lo que tienen por de­lante quienes logran la categoría jerárquica:

“Toda belleza y bondad, todo lo que contribuye a la desaparición del dolor y la ignorancia en la Tierra, debe ser dedicado a ‘la Gran Culminación. Entonces, cuando los Señores de Compasión hayan civilizado espiritualmen­te a la Tierra y hecho de ella un Cielo, quedará revelado para el peregrino el interminable Sendero que se extiende hasta el Corazón del Universo.

El hombre, que entonces ya no será hombre, habrá trascendido la naturaleza, e impersonalmente, no obstante en forma consciente, unificado con todos los Seres Iluminados, ayudará a cum­plir la Ley de la Evolución Superior, de la cual el Nirvana no es más que el principio”. (Yoga Tibetano y Doctrinas Secretas.) Ésta es la Cruz de los “brazos extendidos, del corazón abierto y de la mente superior”, y quienes se hallan en ella conocen y gozan de la significación subyacente en las palabras: Omnipresencia y Omnisciencia, y están en proceso de desarrollar los aspectos superiores del Ser, que inadecuadamente describimos con la palabra Omnipo­tencia.

Las energías de la Cruz Cardinal se fusionan con esas energías a las cuales sólo podemos dar el nombre de energía cósmica, aunque ésta no les signifique nada. Con­tienen la cualidad de Aquel del Cual Nada Puede Decirse, y están “matizadas con la Luz de los siete sistemas sola­res”, de los cuales nuestro sistema solar es uno.

El alcance y el ciclo de su influencia en la vida del ini­ciado son absolutamente desconocidos, incluso para nues­tro Logos planetario, que está crucificado sobre sus “brazos abiertos”.

La Cruz Mutable es la Cruz del Espíritu Santo, de la tercera Persona de la Trinidad Cristiana, pues organiza la sustancia y evoca la respuesta sensible de la sustancia misma.

La Cruz Fija es la Cruz del Hijo de Dios, de la segunda Per­sona de la Trinidad, impulsado por el amor a encarnar en la materia y a ser conscientemente crucificado en la Cruz de la materia

La Cruz Cardinal es la Cruz del Padre, el primer aspecto de la sagrada Trinidad, que envió al Espíritu Santo (el Aliento) porque la Mente de Dios visualizó un destino para la materia, que ha tardado mucho tiempo en cumplirse, “ya cercano el momento”, el Hijo cumplió la ley en colaboración con el Espí­ritu Santo, y esto en respuesta al “hágase” del Padre.

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