44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene a mí.
Las características principales de Manas podrían resumirse en tres títulos:
Discriminación.
Actividad ordenada.
Adaptabilidad.
Estudiaremos estos tres aspectos brevemente y observaremos cómo se desarrollarán en días y ciclos futuros.
a. Discriminación. Esta parece ser una afirmación muy trillada. Todo estudiante conoce la cualidad discriminativa de la mente y su capacidad selectiva; reconoce la facultad que permite al hombre distinguir inteligentemente entre el Yo y el no-yo. Por lo general tenemos la tendencia a olvidar que esta facultad subsiste en todos los planos y se manifiesta de tres maneras como:
Primero. La facultad de discriminar entre lo que es la conciencia del Yo y aquello que se conoce como mundo externo. Constituye la capacidad de saber distinguir entre uno mismo y las otras formas existentes. Está universalmente desarrollada y ha alcanzado un grado bastante elevado de evolución.
Segundo. La facultad de discriminar entre el Ego y la Personalidad. Esto restringe el concepto a la esfera de la propia conciencia del hombre, y le permite diferenciar entre su yo subjetivo o alma y los cuerpos que la contienen. Dicha facultad en manera alguna se halla desarrollada universalmente. La mayoría de los hombres no saben distinguir todavía con exactitud la diferencia que existe entre el hombre, el PENSADOR que persiste en tiempo y espacio y el vehículo de vida efímera y transitoria mediante el cual piensa. El reconocimiento real de esta dualidad esencial y su corroboración científica sólo se manifiesta en el místico, en los pensadores avanzados de la raza, en los aspirantes conscientes y en aquellos que se acercan al Portal de la Iniciación.
Tercero. La facultad de discriminar entre el alma y el Espíritu, o la comprensión de que el hombre no sólo puede decir “Yo Soy”, ni únicamente puede entender “Yo Soy Ese”, sino que puede comprender aún más y decir “Yo Soy Ese Yo Soy”.
En estas expansiones y corroboraciones se utiliza la facultad discriminativa de manas.
Por lo tanto, podemos presentir cuál será el futuro desarrollo y hacia dónde conducirá a la humanidad. El hombre ya se conoce como unidad separada de conciencia, sabe distinguir entre él y otros seres materializados; reconoce que es distinto a otras esferas activas de materia, desde el Logos materializado hasta la célula de su propio cuerpo físico y las células de todos los cuerpos en el plano físico. El instinto separatista y su característica autocentralización han sido la cuna donde el niño, el hombre, se ha aislado hasta llegar a su plena virilidad y poder participar así en el trabajo de su grupo. Lo único de valor que se percibe en el hombre cuando se acerca a las etapas finales del sendero de evolución es la fusión voluntaria de los intereses y objetivos, consecuencia de una etapa anterior de autoafirmación e intensa autorrealización. En esta etapa nos hallamos ahora; señala toda la manifestación y constituye la base mediante la cual se mantiene la identidad. Caracteriza:
Al Logos solar y a todas las formas dentro de Su cuerpo.
A los Logos planetarios y a todas las formas dentro de Sus cuerpos.
Al hombre y a todas las formas dentro de su cuerpo.
Lo que se ha de hacer resaltar es el concepto, aún poco comprendido, de que esta afirmación de “Yo soy” no sólo distingue al hombre sino que es la palabra mántrica que preserva la integridad de todos los grupos. Cuando el hombre puede decir “Yo soy Ese”, empieza a presentirse uno con su grupo. Cuando los grupos hacen una afirmación similar, comienzan a darse cuenta de su identidad con todos los otros grupos. Cuando un Logos planetario se hace eco de las palabras “Yo soy Ese” se está acercando al momento de síntesis o de absorción. Cuando un Logos solar pronuncia las mismas palabras, se está acercando al término de un día de Brahma, y se aproxima la hora de Su consciente fusión con Su grupo mayor. En términos generales y en relación con el hombre, se puede decir que:
“Yo soy” se refiere a la conciencia de la personalidad en los tres planos inferiores, o a todo cuanto se considera inferior al cuerpo causal. Se relaciona con la comprensión del hombre respecto al lugar que ocupa en el globo dentro de una cadena.
“Yo soy Ese” se refiere a su conciencia egoica y a los planos de la Tríada. Concierne a la comprensión del hombre respecto al lugar que ocupa dentro de la cadena, y su relación con el grupo del cual forma parte.
“Yo soy Ese Yo soy” se refiere a la conciencia monádica del hombre y a su relación con los planos de abstracción. Concierne al conocimiento que posee de su posición en el esquema.
Cuando el iniciado puede decir “Yo soy Ese Yo soy”, indica que se ha fusionado con su divina esencia y se ha liberado de la forma. La primera aserción esotérica marca su emancipación de los tres reinos inferiores y su actuación consciente en los tres mundos, que ocurrió al individualizarse por medio de Manas; la segunda señala la emancipación gradual del hombre de los tres reinos inferiores y su liberación dual de la forma inferior, en la quinta iniciación. En la afirmación final el iniciado no sólo distingue entre el Yo y todas las otras formas de manifestación, entre su propia identidad y el alma, lo mismo que la materia en la forma, sino que puede discriminar entre los tres, Espíritu, Alma y Materia. Cuando ha comprendido esto se libera de su manifestación durante este ciclo mayor. Dicha facultad discriminadora, inherente a manas, desplegada en espirales cada vez más elevadas, lleva al hombre
a la materia y a la forma,