La Flor de Loto, alquimia individual, planetaria y solar.

La materia es el vehículo para la manifestación del Alma, en éste plano de existencia; así cómo el Alma, es el vehículo para la manifestación del Espíritu, en los planos de la verdad.

Nos guste ó no, éstas son cuestiones inevitables, las cuales pueden ser explicadas desde diferentes perspectivas, sin dejar de ser una trinidad, sintetizada por aquello, lo indefinible, que los compenetra. El Alma, por su propia constitución, permanece eternamente presente, en el pasado, en el presente, en el futuro; son energias, fuerzas, coherentes y consecuentes. Alquimias inevitables, ascendentes y descendentes, en la relatividad.

Es através de las experiencias, que la voluntad propia de la individualidad, despierta y asciende a las regiónes de la voluntad divina.

34 La lámpara de tu cuerpo es tu ojo; cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando está enfermo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad. 35 Mira, pues, que la luz que hay en ti, no se convierta en las tinieblas por los interesas materiales.

Unicidad es la verdad de las cualidades divinas, asentadas en aquél que Es, universo perfecto en sí mismo, libre de perturbaciones astrales.
Hay realidad, ó realidades, que existen desde antes de la creación del universo conocido. El sistema solar, en sus aspectos conocidos y en los desconocidos e invisibles, conforma un centro energético en el universo.
La materialidad, tal como la percibimos, es interpretación plenamente ilusoria; ésto nos lo confirma la ciencia.

21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo fuere translúcido, sincero, todo tu cuerpo estará lleno de luz. 30 Yo y el Padre somos eternamente uno.

Observemos que, en ésta frase, Cristo reconoce, ser ó estar en un Yo.

Las fuerzas alquímicas, planetarias e interplanetarias, reconstruyen nuestros vehículos de conciencia, permitiéndonos acceder a las cualidades intrínsecas de la verdad.

El ojo, entanto que órgano de visión, simboliza la esencia de nuestra cognición, en él se encuentran simbolizados todos los órganos de nuestra fisicalidad, y en el iris, semejantemente al ego, se encuentra la Pupila, nuestra Alma, ógano adaptativo de discernimiento entre luz y sombras.

El ego es el instrumento, que alberga y protege a la Pupila, en éste mundo.

La cuestión es, que las fuerzas ó energías intraatómicas, con sus leyes, son las mismas ó semejantes de las que gobiernan las más lejanas galaxias y mantienen la coherencia en todo el Universo.