El mundo, y su sociedad… canallesca, subordinada y subordinante; ante la divinidad innata libre.

Reconocer las características de éste mundo, es desenmascarar su esencia, ante la divinidad innata, realizando la apertura de la individualidad en lo Universal, la vida e inteligencia verdadera, que algunos llaman resurrección.

Nos hallamos ante la misma situación mundial, históricamente mantenida durante milenios; la fuerza imponente de la locura, mediante la violencia, y los juegos subterráneos. Sin embargo, toda Persona, es, en realidad, un vórtice en miniatura, en el océano del Ser, verdaderamente incondicionado.

Sepamos, que podemos permanecer, integrados en la realidad divina, que constituye al verdadero Yo. Éste es el milagro, que realizamos aquí.
Realidad divina, es la cohesión interior, que distingue las cuestiones, y se adhiere voluntariamente, a lo perfecto: el misterio inteligente planetario.

Fernando
agosto 2, 2012 a las 6:43 pm (Editar)
Repito una cita que hace unos meses empleé en este foro:
“Siempre la noche es más negra justo antes del amanecer”.
Hay esperanzas, fundadas esperanzas, pero no debemos agarrarnos a esperanzas falsas -de falsos profetas- que pueden conducir al desengaño y la frustración de mucha gente, que les creyó: los Fulford (creo que se escribe así) y compañía.
Lo que haya que hacer lo estamos haciendo, todos nosotros, no hay ningún tipo de intervención ajena y así debe ser.
Tal vez cuando amanezca comprendamos la sabiduría de las cosas.
Mi esperanza reside en que el espíritu determinó leyes por las cuales el bien corrige al error por la propia naturaleza de las cosas.
La naturaleza del error es su derrota -está implícito-.
La naturaleza de la verdad es su victoria -está implícito-.
Ellos creen que están cerca de la victoria, pero son sus propios actos los que los acercan a su derrota.
Su mentira les corroe como ácido y su mundo es mentira.
El poder intenta controlarlo todo, preverlo todo, planificarlo todo: Es el culmen de la ignorancia y la locura.
El amor vive la libertad y el conocimiento y por eso se arraiga en la vida y en la naturaleza del ser.
Yo, definitivamente, creo en el hombre, y creo que El Espíritu universal cree en el hombre. Si yo estuviese ahí fuera, a pesar de todo, creería en el hombre. Nuestro poder -aunque no lo parezca- es inmenso.
Un abrazo.

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