Apertura chákrica; la verdad en el Sí mismo.

Lo que llamamos conciencia, en cada persona, es un conjunto de impresiones producidas ó inducidas, en la temporalidad. Podemos comprender sus características limitantes.

Tener noble interés, en éste asunto, ya es un compartir, y de ésta manera, empleo la palabra «nosotros», en un nuevo sentido. Cumplir el dharma, en conciencia, es la mejor meditación.

Las cosas, pueden resultar diferentes a nuestras apreciaciones, y las pretendidas limitaciones ó velos, que para cada uno tienen características distintas, es el pupitre de aprendizaje en la develación de lo Universal.

Recobrar consciencia en la propia curación, es inherente al interés en compartir, correctamente, los procesos que nos conducen hacia la verdad.

Comprender ésta verdad, es integrarnos en una comunidad de Almas luchadoras, en correcta unicidad: nuestro primer trabajo es abrir las puertas que nos permitan percibir con nitidez. Ésas «puertas», no se hallan lejos de cada uno.

Toda enfermedad ó limitación, es producida por la falta de armonía o desarmonía entre el aspecto forma y la vida. Aquello que une la forma y la vida, o más bien el resultado de ésta unión, denominada alma, es el yo en lo que respecta a la humanidad, y el principio integrador, en lo que concierne a los reinos subhumanos.

Las enfermedades aparecen donde no hay alineamiento entre éstos diversos factores, el alma y la forma, la vida y su expresión, las realidades subjetiva y objetiva. En consecuencia, espíritu y materia no están «libremente» relacionados; hay un nexo de unión supremamente inteligente. Investigar y asimilar ésto, es nuestro trabajo.

Las mentes de los seres humanos, no pueden hallarse imaginativamente descontroladas; en éste sentido, enfermedad es distorsión. La amplitud de conciencia, no es un caos cognitivo; percibir es vivir en coherencia universal, pues las realizaciones son consecuencias paulatinas de la propia capacitación, y no de las pretendidas hipnosis.

Captar y asimilar las energias curativas, e irradiarlas y compartirlas, correctamente, es el sentido de lo que tratamos aquí; la vivencia sensata, y con fuerza, desde lo inconmensurable, hasta lo concreto.

La Realidad, es Sabiduria Universal. La conexión, hacia lo correcto, es voluntaria.

cyranoferdinand
octubre 25, 2012

Cuando en el Universo surgieron -de la vida- inteligencias reflexivas, la cosmogénesis -como diría Teilhard- cambió de registro. Subió un escalón la obra creadora de Dios. Apareció una nueva forma de creación. Pues a dichas criaturas y a sus descendientes les compete espiritualizar y santificar -consagrar- el universo entero.

¿Cómo?: Asumiéndolo y aportándole las nuevas dimensiones de la consciencia y el espíritu. Porque -amigos- éste pudiera ser el sentido del concepto teológico de la encarnación.
La soberbia, ( ó la ignorancia ) en el ser reflexivo, consiste en subvertir este orden y erigirnos en finalidad a nosotros mismos -hacernos dioses-, y tomar la creación como subsidiaria nuestra.

No. Es en razón de nuestra naturaleza, que pasamos a ser responsables de la creación y no sus dueños caprichosos.
Incluso nuestro conocimiento, no legitima su violación, sino el acercamiento amoroso e inclusivo.

Nuestra vida ha transcurrido siempre en la morada -el templo- de Dios “Ay de los sacrílegos, más les valiera no haber nacido…”, porque el cáos es su siembra y lo cosecharán sin medida, en el día de la retribución.
… Me ha dado el impulso profético y tenía que expresarlo.