Archivo diario: 28 septiembre, 2016

Realidad cuántica de la vida, escenarios de manifestación, y de conciencia.

Nuestra manifestación «física» en éste mundo, nos dá la impresión de cierta solidez en la temporalidad, pero comprendemos que los síntomas son efímeros, por lo cual algunas personas se esfuerzan por alcanzar cierta notoriedad cristalizada en el tiempo, con arreglo a los parámetros de los escenarios mundanos de la época.

Sin embargo, lo que nos interesaría es cómo cumplir nuestra función.

… !¿?! … ¿será verdad que la conciencia siempre está despierta?

La verdad podría ser expresada de esta manera: Cuando los ojos, el mirar de el estudiante, se apartan de sí mismo y su actuación en los tres mundos es controlada espiritualmente (o está en proceso de serlo), entonces enfrenta la necesidad de convertirse en un ser verdaderamente mental, con el enfoque de su vida en el nivel mental, donde está sujeto al control del alma, que a su vez se convierte en agente directriz del hombre en el plano físico, y ello no significa que el hombre se ocupe de que su mente inferior concreta, dirija y esté activa e iluminada, lo cual tiene lugar gradual y automáticamente debido a la presión de las influencias superiores que afluyen a él y a través de él. Se ocupará en cambio de la tarea de llegar a ser consciente de las actividades de su mente superior o abstracta, y de la razón pura que controla y anima al plano búdico, que es susceptible a la impresión desde la mónada. Ese lugar debe convertirse en el plano hacia el cual mira y enfoca su atención la conciencia mental. Debe polarizarse allí, en el mismo sentido que la conciencia de la humanidad común está hoy polarizada en el plano de las emociones y de la actividad astral, aunque se está trasladando rápidamente al plano mental.

Esto involucra una actividad dual; ( CUÁNTICA) la mente inferior se convierte en potente factor para dirigir las actividades de servicio del discípulo. Tales actividades se trasforman en la potencia motivadora principal de su vida, siendo consecuencia de la creciente fusión del alma con la personalidad, desarrollando y desenvolviendo así su sentido de inclusividad. La inclusividad es la clave suprema para la comprensión de la conciencia. La mente superior impresiona simultáneamente a la mente inferior y la atrae a una fusión superior consigo misma.

Este proceso de desenvolvimiento crea ciertos puntos principales de sucesivas fusiones, con los consiguientes puntos de tensión; cuando estos puntos (conscientemente obtenidos) se convierten en energía actuante, permite al discípulo «permanecer en la luz y en esa luz ver la Luz mayor, y dentro de la Luz mayor conocer y ver, captar y absorber aquello que hasta entonces ha sido confuso, secreto e ignoto». Esto es iniciación.

Períodos de investigación, de sufrimiento, de desapego, de revelación, que producen puntos de fusión, de tensión y de proyección de energía, tal es la historia del sendero de la iniciación.

La iniciación es en verdad el nombre dado a la revelación o nueva visión que impele siempre al discípulo adelante, hacia una luz mayor; no es algo que se le confiere o se le da. Es un proceso de reconocimiento de la luz y la utilización de esa luz a fin de entrar en una luz siempre más clara.
El progreso efectuado desde una zona débilmente iluminada, en la manifestación divina, a otra de gloria suprema, es la historia de las sendas de la Verdad.

Por medio de la actividad de la mente inferior se produce la fusión con el alma, y los sucesivos e intensificados puntos de tensión; por medio de la actividad establecida entre las mentes superior e inferior es posible lograr la fusión con la Tríada espiritual, con puntos de tensión que surgen de muchas etapas a lo largo del puente, el antakarana; por medio de la actividad de la razón pura es posible la fusión con la Jerarquía y aquello que produce esos puntos de tensión que denominamos iniciaciones. Hay necesariamente otros puntos más elevados de tensión, pero ahora nos ocuparemos de lo que llamamos iniciaciones.

A este respecto, la luz entrará en su mentes si recuerdan con frecuencia la dualidad esencial de la manifestación misma, (espíritu-materia) los polos negativo y positivo presentes dentro de la conciencia de cada forma. El punto de fusión alcanzado (el resultado del trabajo y esfuerzo activos y positivos) se hace negativo para lo que se está invocando y, por este medio, puede ser realizado otro punto de tensión positivo. La iniciación -un dramático y principal punto de tensión- significa esencialmente la fusión de los aspectos negativo y positivo. Debido a ello, en todos los procesos iniciáticos, la voluntad del discípulo está activa y produce, ante todo, una fusión y, como consecuencia, la aparición de un punto de tensión.

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