Nos encontramos en momentos cruciales, en los cuales, la comunidad social, y la apertura cognoscitiva producida, nos permiten darnos cuenta de algunas de las perspectivas, conocer el mundo en que nos hallamos, y las influencias que pueden afectarnos en diferentes sentidos.
Sin duda alguna: EL COSMOS, Y LA VIDA, no son como nos han contado: son increibles y quizás difíciles o imposibles de concebir, a nuestra mente ordinaria. Si nos hablan de PLANOS VITALES, es decir, PLANETAS, … …!todavía no sabemos a qué nos estamos refiriendo !…
Considero, que podemos y debemos de situarnos en las correctas coordenadas, a fin de poder sobrellevar, de la mejor manera posible, el hecho de que tengamos que afrontar la Verdad, aún en nuestros vehículos imperfectos. Aprendamos que la coherencia la aportamos cada uno, con arreglo a las propias experiencias y puntos de vista, que también hemos de aprender a compartir en las especiales condiciones de los valores de Conciencia Universal Crística.
Todos somos conscientes de disponer de Cuerpo, y tener Vida Interior, y de que podemos relacionar ésa vida interior y también sensoria, con los aspectos espíritu, los cuales nos permanecen desconocidos e intangibles.
Podemos leer con cautela, aunque no sé si comprenderemos, lo siguiente:
El espacio es una entidad (en grados de consciencia que desconocemos) y la “bóveda celeste” -como poéticamente se la denomina- es la apariencia fenoménica de esa entidad.
Observarán que no digo apariencia material, sino fenoménica. Conjeturar sobre la naturaleza, la historia y la identidad de esa entidad, sería inútil y de ningún valor. Tendremos una idea vaga, que proporcionará una analogía, aunque eluda las especificaciones, si nos esforzamos por considerar a la familia humana, el cuarto reino de la naturaleza, como una entidad que forma una sola unidad y se expresa a través de las innumerables y diversificadas formas del hombre.
Cada uno de ustedes, como individuos, son parte integrante de la humanidad, y no obstante cada uno lleva su propia vida, reacciona a sus propias impresiones, responde a las influencias e impactos externos, y a su vez emana influencias, envía irradiaciones temperamentales y expresa alguna cualidad o cualidades, afectando así, en cierta medida, a su medio ambiente y a aquellos con quienes entran en contacto.
Sin embargo, durante todo el tiempo, forman parte de la entidad fenoménica denominada humanidad. Podríamos ampliar esta idea hasta abarcar una entidad fenoménica mayor, el sistema solar. Esta entidad es en sí misma parte integrante de una vida aún mayor, la cual se expresa a través de siete sistemas solares, de los cuales el nuestro es uno. Si pueden captar esta idea surgirá en la conciencia una vaga imagen de una gran verdad esotérica subyacente. Consideraremos brevemente la vida y las influencias, las radiaciones y emanaciones de esta entidad y el efecto unido que producen sobre nuestra vida planetaria, en los reinos de la naturaleza y en las civilizaciones humanas que se encuentran en desarrollo.
Las energías de las doce constelaciones se mezclan con las de los doce planetas, pero su poder para evocar respuesta y recibir conscientemente, reconocer y emplear las energías, depende completamente del tipo de mecanismo de respuesta de la Vida planetaria y del hombre individual. Se ha dicho acertadamente, que la conciencia depende de los vehículos de la misma y del grado de desarrollo y capacidad del individuo para identificarse con las energías e impulsos que le llegan, no dependiendo únicamente de lo que ya ha reconocido como parte o aspecto de sí mismo. Podría decirse que la respuesta a las realidades superiores y cualidades reveladas y hechas posibles por el impacto de las energías de los signos zodiacales, depende parcialmente de la menguante influencia de los planetas para mantener sujeto el aspecto conciencia del hombre. Reflexionemos sobre esto, porque (nos dicen) encierra una verdad profundamente esotérica.
Así, dos corrientes potentes de energía -cósmica y del sistema- llegan al hombre por intermedio de los condicionantes centros planetarios de fuerza (los siete esquemas planetarios del sistema solar y sus siete correspondientes centros en el planeta en que vivimos), afluyendo por intermedio de las simbólicas doce casas. Por esta razón se dice que nuestro sistema solar tiene una “dualidad intrínseca” (Amor-Sabiduría), y que la principal tarea del hombre es “regular los pares de opuestos”.
Por lo tanto, el tema de la dualidad aparece en toda la historia de la evolución del hombre. En los tres planos del desenvolvimiento humano la reconciliación avanza.
En el plano físico tenemos la fusión de las fuerzas densas y etéricas. Esto es consumado en el Sendero de Purificación.
En el plano astral debe efectuarse la resolución de los pares de opuestos. Esto es consumado en el Sendero del Discipulado.
En el plano mental, el Ángel de la Presencia y el Morador en el Umbral están frente a frente. Su síntesis se produce en el Sendero Verídico.
A este respecto lo que es verdad en el hombre lo es también para toda la humanidad, para el Logos planetario de la Tierra y para todos los Logos planetarios y el Logos solar. La analogía entre la fusión de los pares de opuestos en el plano físico, por ejemplo, puede ser vista en la fusión consciente y dirigida de las fuerzas planetarias, con la energía de cualquier planeta específico o grupo de planetas. La analogía, que implica la discriminación para regular y contrarrestar las fuerzas de los pares de opuestos en el plano astral, puede observarse cuando las energías del signo del sol y de los planetas están perfectamente dirigidas y ajustadas.
DIA 30 DE DICIEMBRE: LOS RIEGOS CON ESTELAS CHEMTRAILS HAN DESAPARECIDO DE LA ATMOSFERA DE MADRID. ¿Hasta cuándo?
! LA «COMPETENCIA» NOS LLEVA LA CONTRARIA …!
… ASI VAN LAS COSAS … y seguimos en comentarios …